El origen del diseño

La concepción de la forma para un objeto y la determinación de sus atributos se remonta en los orígenes del mismo ser humano, que conforme se adentraba en su existencia fue diseñando y construyendo los productos y armas que requería para su supervivencia. El ser humano necesitaba techo, cobija, abrigo, calzado, utensilios de comida, entre un sin fin de herramientas que seguimos utilizando en la actualidad, sin embargo, el valor de estos objetos en aquel tiempo, era 100% funcional. En ese momento, la concepción y la construcción de un objeto estaban a cargo de una misma persona de principio a fin, los productos se concebían a mano de manera artesanal.

Si un objeto es materializado de manera industrial, a este proceso se le conoce como Diseño Industrial. Este es un proceso de creación, invención y definición realizado en conjunto con los medios de producción. La característica más destacada del paso de la artesanía tradicional al arte industrial, es la separación del diseño y el proceso de fabricación, que surge ante de la revolución industrial y continúa hasta finales de la Edad media. En ciudades de Europa como Venecia, Florencia y Nuremberg se crearon talleres para satisfacer los gustos de las cortes, inglesias y ricos mercaderes. Con el paso del tiempo, se creó una presión competitiva que generó una búsqueda de innovación para individuar el producto y atraer el interés de los compradores. Se empezaron a dar, en Italia y Alemania a principios del siglo XIX, los primeros diseñadores quienes presentaron libros de patrones producidos por métodos mecánicos, eran colecciones de grabados que mostraban formas decorativas, patrones y ornamentaciones. Es aquí donde se dan las famosas obras de "Los Gobelinos" de 1667, que fueron sumamente conocidos especialmente por los tapices que elaboraban.

Tapiz de Los Gobelinos

Charles Le Brun fue un artista importante en esta época ya que promovió un nuevo desarrollo a las artes industriales. En 1660, había contribuido a la creación de la manufactura de los Gobelinos y a partir de 1663, actuó también como director de la manufactura. Estos tapices eran obras de tejido hechas a mano donde se producían figuras semejantes a las de un cuadro artístico utilizando hilos de color.

Cerámica

Para el siglo XVII, la porcelana oriental era una mercancía muy valorada. Esta era considerada como símbolo de riqueza, importancia y buen gusto. Es por esto, que se comienza a pensar en la posibilidad de producir porcelana en Europa. Se comenzó a elaborar porcelana blanca de pasta dura en Meissen que empezó a comercializarse en 1713.

Cerámica de Meissen: Servicio de mesa completo y colección Bach

Metal

Mathew Boulton fue un comerciante que heredó la empresa de su padre de prendas de vestir en 1759, y se dispuso a afrontar la competencia fabricando productos a más bajo precio que sus rivales.

Otro de los pioneros en esta época fue Josiah Wedgwood, un famoso alfarero que puso en 1759 su propia fábrica en Ivy House Works, en la que comenzó a fabricar una especia de cerámica de aspecto nuevo con un esmalte brillante y lujoso.

Un ejemplar importantísimo en esta historia, quien ayuda a conciliar los valores comerciales y estéticos, es Christopher Dresser, quien después de haber especializado sus estudios en botánica, se convirtió en profesor y con el tiempo, empezó a adentrarse en el ámbito del diseño y creó un estudio de esto, donde se basa en el principio de que cada cosa hermosa nace de la simplicidad de la forma y de una clara función para el diseño de sus productos. Gran parte de sus más influyentes diseños fueron fabricados a finales de 1870.

 

Distintos productos de Dresser